Me parece de obligada lectura el libro de Tom Peters, “Las
pequeñas grandes cosas”, para cualquiera que este preocupado por el tema de
liderazgo, o que simplemente quiera mejorar, ya sea como persona, como miembro
de una comunidad, empresa o familia o que pretenda un cargo directivo y tenga responsabilidad
sobre personas.
En uno de los puntos recomienda rodarse de personas
diferentes, de escucharlas, de respetar sus opiniones (y digo respetar, no
tolerar), de la importancia de la aportación del diferente.
Respetar supone escuchar activamente, escuchar con interés y
con posibilidades de que haga que nuestra opinión pueda cambiar.
En una sociedad democrática como la nuestra, resulta curioso
que cada vez hay menos debate. Lo que se produce es un intercambio de opiniones
pero únicamente como un ritual que tenemos que realizar para luego tomar una
decisión, cuando el debate debería ser una aportación de ideas. Parece que nos consideramos
demócratas porque cada cierto tiempo tenemos la oportunidad de elegir a
nuestros representantes políticos o a las personas que dirigirán los destinos
de esa entidad en los próximos años, y lo que ocurre es que a esas personas elegidas les damos un cheque
en blanco para que hagan lo que quieran durante ese tiempo.
¿Que esta ocurriendo en instituciones, empresas, partidos políticos,
clubes de fútbol familias etc, etc,? La corriente dirigente se encarga de que
sean sus opiniones las que prevalezcan y en muchísimas ocasiones sin dar la
oportunidad a otras personas a que manifiesten las suyas, ni siquiera para que
sean, no ya elegidas, sino únicamente valoradas. Incluso se pretende la
eliminación de las corrientes discrepantes ya que todo se toma como una lucha
por el poder.
Me parece que no nos damos cuenta de todo lo que nos estamos
perdiendo. Hoy en día cuando se forma la
ejecutiva de cualquier organización, lo que se busca son personas afines, con
criterios similares. Se busca que no haya discrepancia, consiguiendo reuniones
breves, de asentimiento, en lugar de creación o aportación. Reuniones de
silencios, de movimientos de cabezas, de mirar hacia abajo salvo que se
coincida con lo expresado con la presidencia o dirección.
Si en una reunión de 10 personas todos opinan lo mismo es
que sobran 9. No recuerdo donde lo leí, pero estoy plenamente de acuerdo.
Siempre, pero especialmente en tiempos como los actuales, es
un lujo prescindir de las personas, prescindir de ideas y restringir
posibilidades. ¿Cuando cambiaremos de actitud y nos dedicaremos a construir en
base a aportaciones y no a discutirlas.?
El curso pasado tuve la oportunidad de impartir un seminario en la Universidad de Deusto. A diferencia de otros años, además de los estudiantes de Ingenieria, se incorporaron alumnos de humanidades y lenguas modernas.
Puedo afirmar con rotundidad que ha sido el mejor curso, del que mas he disfrutado y en el que los asistentes mas han aprendido. Durante las primeras sesiones los estudiantes realizaron trabajos en grupo y estos se formaron en base a su afinidad, es decir, por carreras. Unos días después se mezclaron y sus trabajos y presentaciones pasaron de buenos a espectaculares. La mezcla de humanidades e ingeniería funciono y los resultados fueron exponenciales.
Animo Vive la difference
El curso pasado tuve la oportunidad de impartir un seminario en la Universidad de Deusto. A diferencia de otros años, además de los estudiantes de Ingenieria, se incorporaron alumnos de humanidades y lenguas modernas.
Puedo afirmar con rotundidad que ha sido el mejor curso, del que mas he disfrutado y en el que los asistentes mas han aprendido. Durante las primeras sesiones los estudiantes realizaron trabajos en grupo y estos se formaron en base a su afinidad, es decir, por carreras. Unos días después se mezclaron y sus trabajos y presentaciones pasaron de buenos a espectaculares. La mezcla de humanidades e ingeniería funciono y los resultados fueron exponenciales.
Animo Vive la difference
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