domingo, 18 de noviembre de 2012

Tolerancia o respeto


Hace unos días en una reunión oí la siguiente expresión “no soy capaz de convencerte” y me recordó algo que aprendí hace unos cuantos años y que quiero compartir, la diferencia que existe entre respeto y tolerancia

Si bien en el diccionario de la Real Academia de la lengua española se habla de tolerar o de tolerancia como “respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias” y de que hay una cierta similitud entre ambas palabras, lo cierto es que en nuestro uso ordinario no es así.

Cuando una persona piensa que su forma de ver las cosas es la correcta, que las cosas son como él las ve, su forma de hablar y su actitud van en consonancia con la tarea que tiene que realizar y es, que los demás acepten su enfoque. Por ello sus acciones son convencer, subordinar, eliminar o neutralizar y utiliza expresiones como “eso no es así”, “No entiendes” “no te convenzo”. Es cuando en reuniones surgen frases como “tú no sabes de esto” o “eres muy joven”.

El ideal ético es la tolerancia, y tiene el sentido de permitir (tolerar) que tengas otra opinión y que la puedes decir, pero no para que sea realmente considerada sino como una forma  de demostrar mi magnanimidad dejando tiempo para que la expreses. Yo sé que lo mio es lo correcto, lo adecuado, pero te permito que hables y des tu opinión.

En cambio, el ideal ético del respeto se manifiesta de muy distinta forma, ya que en este caso, la persona piensa que su manera de ver las cosas  es solo una manera de verlas, por lo tanto la tarea consiste en entender  la legitimidad de las diferencias, es decir, no tenemos que pensar lo mismo, pero podemos entendernos. Y por tanto las acciones que emprenderemos van en la línea de integrar los diferentes puntos de vista y de esta forma expandir posibilidades. Esto lleva a expresiones muy distintas “yo opino distinto”, y a realizar preguntas para comprender al otro.

No es que le permitamos expresarse, es que tiene el derecho a tener razón y a que su forma de ver las cosas es tan correcta como la nuestra.

El líder ejemplar debe manifestar con su comportamiento, el respeto hacia los demás, sus creencias e ideas y su diferente punto de vista


sábado, 10 de noviembre de 2012

Lista de los 40 jefes


Muy buena descripción de Jon Uriarte publicada en el correo.

Vaya por delante que alguna vez he sido jefe, o jefecillo, y tirando a malo, pero siempre hay alguien más arriba, sobre todo en estos tiempos de 'carguitis'. Vivimos la era del empeño por añadirnos estatus laboral, a raíz de la reelección de Obama hay mucho aspirante a director con intención de llegar a Director general y alcanzar la presidencia. No se dan cuenta que jefe y líder, nada tienen que ver. El jefe inspira temor, el líder confianza. El jefe dice yo, el líder nosotros. El jefe se basa en la autoridad, el líder en la cooperación. El jefe dirige, el líder guía. El jefe echa culpas, el líder busca fallos. El jefe utiliza el miedo a perder el trabajo, el líder la ilusión por él.Todo ello, nos demuestra que no se llevan por aquí los obamas, precisamente, y conste que sabemos que el marido de Michelle no es la panacea, pero no se puede negar que sabe transmitir. Otros no, de ahí que haya elaborado, un servidor, el listado de jefes que he conocido en 31 años de curro. Tengo 46, pero me pasa como a Sara Montiel, que empecé muy joven. Así que aquí va la lista de los 40 jefes principales.

EL PILOTO: Viene de otra empresa y da igual el tiempo que permanezca en la tuya. Ante los problemas dirá que acaba de llegar, al grito de "¡Dejadme tiempo, que estoy aterrizando!".
EL RATA: No te da ni la hora. Conocí uno que cronometraba cuánto tardabas en ir al baño.
EL CUCARACHA: No le ves. Sale y entra del despacho cuando nadie le ve y la lía. Mala gente.
EL BUENO: Dura poco. El resto del los jefes, y también muchos currelas, le llaman pringado. Una pena. Alguno sobrevive. Pero es como un lince. Difícil de encontrar.
EL FUGITIVO DEL HOGAR: No hay día que no monte reunión a última hora. Incluido el viernes. Todo, con tal de no regresar a casa.
EL CASILLAS: Problema que le llega, problema que despeja. Y sin mancharse. Un fenómeno.
EL DENSO: Te repite las cosas, tantas veces, que dudas entre estrangularle o estrangularte.
EL SOSO: Un pan sin sal. Más que jefe parece aquel hijo de una amiga de tu madre, que te encasquetaban porque nadie le hacía caso.
EL BROWN: También conocido como 'el marrones'. Te pasas el 10% de la jornada haciendo algo efectivo y el 90% arreglando sus ocurrencias.
EL REPARTE TARJETAS: Tiene varios trabajos. En ocasiones, hasta varias empresas. Eso sí, todo más pequeño que el tamaño de sus cargos. Antes de saludar, desenfunda una tarjeta.
EL DIPLOMAS: Da igual que sean de una universidad de chichinabo. Están en inglés.
EL MORTADELO: Nada más llegar al trabajo, se disfraza de silla, cuadro o mesa y ya nadie le ve. Fichar, ficha. Encontrarle es otra cosa.
EL PADRINO: Mal asunto. Puede ser abuelo, padre o tío. Mucho trabajo, frecuentes broncas, poco sueldo.
EL 'CASA DE LA PRADERA': O 'el Michael Landon'. Tiene el despacho lleno de fotos de la familia. No te fíes. A veces no recuerda sus nombres. Eso sí, los marcos son preciosos.
EL EXPERTO: Da igual el tema o que acabe de llegar a la empresa. En dos días sabe más que tú, que llevas 20 años pero debes de ser gilipollas.
EL BUCHANAN: También conocido como 'Mitch' o 'vigilante'. No por los abdominales, sino porque en vez de trabajar, vigila al personal.
LA VIEJA´L VISILLO: Lo mismo, pero también fuera del trabajo.
EL COPPERFIELD: Directamente, desaparece.
EL ARGUIÑANO: Da igual el problema. Cree que todo se soluciona montando una comida.
EL BATMAN: Mientras tenga un Robin fiel a su lado, el resto del equipo le importa un bledo.
EL PARACAIDISTA: Nadie, ni siquiera él, sabe por qué ha aterrizado en tu empresa.
EL JINETE: Peligroso, sobre todo para ellas. Siempre tiene que tener 'algo' entre las piernas.
EL ARÉVALO: Hay que reírle las gracias. ¡Cuánto daño ha hecho 'El Club del Chiste'!
EL KARAOKE: No tiene ideas propias. Se limita a recitar lo que dicen sus superiores.
EL BRAVEHEARTH: Le encantan los discursos épicos. Pero al tercero, te repite el argumento.
EL BOGART: Por lo general es bajito y va de duro. Aunque no haya hecho la mili te dirá que estuvo en Vietnam.
EL 'SI YO TE CONTARA': Da igual que tu currículum sea digno de altar y que hayas trabajado desde niño. Tu jefe siempre lo habrá pasado peor y habrá sudado más.
EL REY: Alcanza el poder por ser 'hijo de', habla tres veces al año y te visita dos. Eso sí, es muy campechano. Tiene cochazo y no duda en enseñarlo.
EL PRÍNCIPE: Alcanza el poder por ser 'nieto de', habla cuando le deja el Rey, pero no es campechano. Tiene utilitario pijo y pasa de cochazos porque 'le han enseñado a ser austero”.
EL PAPA: Alcanza el poder siendo muy mayor y nadie se explica por qué. Cosas del Olimpo de los accionistas. Puede tener Papamóvil o Berlina. A él de da igual, porque no paga la gasolina.
EL TARZÁN: Hoy te lleva a jugar a padel y mañana a golf. Si no sigues su ritmo, eres un cero a la izquierda.
EL SANO: No fuma, no bebe, no respira…Si no sigues sus pautas, eres dos ceros a la izquierda.
EL COMODIN: Él sabe que está de paso, tú sabes que está de paso, todos saben que está de paso. Y no toma una decisión jamás. Aunque esté en el cargo 10 años.
EL 'COLEGA': Ojo con éste. Es todo, menos colega.
EL TRAPECISTA: Salta de un cargo a otro, sabiendo que siempre le cogerá alguien y que si algo falla, hay red.
EL PINITO DEL ORO: El pobre cree que manda algo y que hay red. Acaba estampándose contra el suelo.
EL SURFER: Un fenómeno. Aunque cambie la dirección o vendan la empresa, seguirá ahí.
EL CRISTIANO RONALDO: Si pudiera, se abrazaba a sí mismo.
EL MAC GIVER: No entiende que no hagas fotocopias, aunque no funcione la fotocopiadora teniendo clips, un boli bic y una grapadora. Con menos, él ha hecho maravillas.
EL FENG SHUI: Buen rollito, la oficina debe ser como tu casa, billar para los ratos tontos, comodidades varias…y cuando te das cuenta estás metiendo 12 horas al día y el trabajo es tu casa.
No hace falta decir que el artículo masculino que he utilizado puede tornarse femenino si ha lugar. Porque en esta vida da igual el sexo, color o nacionalidad. Hay gente que le das un cargo, una tarjeta, un despacho, una porra o un simple walkie-talkie y se cree el rey del mundo.